Coordinación de Proyectos Especiales de la Rectoría

Estrategia “Cultura de paz: un semillero universitario”

¿Qué es la Estrategia “Cultura de paz: un semillero universitario”?

La estrategia “Cultura de Paz: un Semillero Universitario” busca institucionalizar la cultura de paz y convertirla en un eje transversal en las políticas de desarrollo de la Universidad Nacional. Es una iniciativa que aspira principalmente a sembrar esa semilla de cultura de paz, de una vez y desde ahora, en las y los universitarios, especialmente en las y los más jóvenes.


Se crea en la UNAM el Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias
Al presentar la estrategia “Cultura de Paz: un semillero universitario”, el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, afirmó que esta casa de estudios no puede permanecer neutral ante la creciente escalada de violencia, el resurgimiento de visiones autoritarias, extremismos religiosos, nacionalismos y xenofobia.

“Nuestra misión es alimentar el pensamiento crítico, generar alternativas y sembrar esperanza. La paz debe surgir tanto en las aulas como en los núcleos familiares y comunitarios, fomentarse en toda práctica cotidiana y manifestarse en la palabra que dialoga en lugar de confrontar”, aseveró luego de firmar el acuerdo por el que se crea el Programa Universitario de Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias.

Acompañado por el secretario de Educación Pública del gobierno de México, Mario Delgado Carrillo, y la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, Lomelí Vanegas precisó que la Universidad da un paso firme con esta estrategia que apuesta a modificar de raíz los marcos de interacción y los procesos mediante los cuales tomamos decisiones; y para promover la cultura de paz, la cual se entiende como justicia, inclusión, respeto mutuo, sostenibilidad y cooperación.

“La violencia es un comportamiento aprendido culturalmente, y como tal puede desarraigarse. La paz no es su opuesto pasivo, sino parte del mismo proceso: se elige y se practica con conciencia y compromiso. También exige cambios culturales de gran calado, voluntad política y el involucramiento activo de las instituciones públicas y privadas y de la sociedad civil”, apuntó.

El Rector detalló que el Programa Universitario se articula en ejes estratégicos: la formación y docencia; la investigación aplicada; la incidencia universitaria, fortaleciendo protocolos e incentivando la mediación comunitaria ante situaciones de violencia; la promoción de la paz mediante la palabra, el arte y la cooperación; y la creación de redes con actores nacionales e internacionales que trabajan en la construcción de una paz duradera.

Las acciones serán concretas, medibles y de impacto directo: cursos para estudiantes de nuevo ingreso, un diagnóstico puntual por plantel y una asignatura transversal sobre Cultura de Paz y Mediación a partir del próximo año, agregó en el auditorio de la planta baja de la Torre de Rectoría.

También subrayó que la paz en el futuro depende de lo que hoy seamos capaces de imaginar, construir y defender colectivamente. La UNAM tiene la fortaleza, las capacidades y el deber para convertirse en un semillero de paz dentro y fuera de nuestras fronteras. “Hagamos de ella un espacio donde florezcan, aún más, la justicia, la igualdad, la solidaridad y la pluralidad. Que esta iniciativa universitaria nos impulse a convertir la paz en una experiencia concreta: no un horizonte inalcanzable, sino una forma de educar desde el cuidado y de habitar, en común, un presente digno”.

Lomelí Vanegas manifestó su preocupación por la situación que prevalece en ciudades de Estados Unidos, en particular en Los Ángeles, California, donde detenciones de migrantes han generado protestas. Indicó que es muy importante que las acciones llevadas a cabo por las naciones para regular los flujos migratorios sean respetuosas de los derechos humanos y se apeguen al marco jurídico internacional y de cada país.

Puntualizó la solidaridad de la UNAM con las personas migrantes que pasan por momentos difíciles, reprobó la violencia, venga de donde venga, y añadió que la Universidad Nacional se suma al exhorto de la presidenta de la República en favor de la paz y en contra de cualquier provocación.

Promover valores

En tanto, Mario Delgado celebró que la Universidad Nacional fomente la cultura de paz, la cual se dará necesariamente en la educación. A partir del proyecto de la Nueva Escuela Mexicana se impulsa el respeto a la vida, a la dignidad humana, la igualdad, la no violencia, la promoción del diálogo y la búsqueda de acuerdos pacíficos en el aula, en el entorno escolar y la comunidad.

Además, se difunden valores como la tolerancia, el respeto a los demás, la equidad de género, la no discriminación, el respeto a la diversidad, al medio ambiente y a las mujeres.

Mediante un videomensaje, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, felicitó a la UNAM por el Programa que brindará a su comunidad los valores necesarios para abonar a la cultura de la paz y a la correcta mediación de los conflictos.

“Si todos aportamos un granito de arena para la transformación de nuestra amada nación, lograremos un México mejor para nuestros niños, jóvenes y nuestras próximas generaciones. México no está condenado a la guerra, sino a la paz”, mencionó.

Asimismo, el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, consideró, también en un videomensaje, como un gran acierto de la UNAM impulsar en estos momentos el Programa, pues vivimos una situación crítica en el mundo, en donde hay 120 conflictos armados que afectan a más de 300 millones de personas.

El reto global, acotó, es enorme y la participación de las mujeres en la construcción y el mantenimiento de la paz es esencial.

Rigoberta Menchú Tum comentó que la educación es la única opción para construir y garantizar una cultura de paz. Por ello elogió la estrategia de la UNAM, su promoción, y que incluya a la comunidad científica y al talento de nuestras juventudes, a fin de que crezcan en un mundo plural, diverso, pero también desafiante para la dignidad humana.

“En la trayectoria de la UNAM la educación es fundamental para contribuir a una humanidad que anhela la paz como un bien común y, sobre todo, que enfatiza la necesidad de crear una perspectiva de liderazgo que tenga la capacidad de facilitar diálogos, mediaciones y acompañamiento”, destacó.

Colaboración interregional

El director del Centro Noruego para la Resolución de Conflictos, Dag Nylander, enfatizó su orgullo al participar en la iniciativa de la Universidad Nacional que servirá para estrechar lazos entre su país y México en el ámbito de la resolución pacífica de conflictos, de controversias y la facilitación de acuerdos de paz.

Se refirió a la relevancia de la estrategia, en un momento en que el mundo atraviesa uno de los periodos de mayor conflictividad desde la Guerra Fría, y en el que es indispensable apuntalar el sistema de Naciones Unidas y reforzar el multilateralismo. “Estamos plenamente comprometidos en apoyar iniciativas que incrementan las posibilidades de éxito de esfuerzos de resolución de conflictos, y creemos que la colaboración interregional es clave”.

El coordinador de Proyectos Especiales de la Rectoría de la UNAM, Néstor Martínez Cristo, expuso: “Cultura de paz, un semillero universitario”, busca justamente institucionalizar la cultura de paz y convertirla en un eje transversal en las políticas de desarrollo de esta casa de estudios.

Aspira a sembrar la semilla de cultura de paz entre las y los universitarios más jóvenes. El desafío es construir ciudadanía crítica y empática. Pretende también redimensionar la titánica labor que todos los días se realiza en la UNAM para prevenir y atender las diferentes violencias.

En la presentación estuvieron la presidenta en turno de la Junta Gobierno de la UNAM, Elena Centeno García; el presidente de la Junta de Patronos, Mario Luis Fuentes Alcalá; los exrectores de esta casa de estudios, José Sarukhán Kermez, José Narro Robles y Enrique Graue Wiechers.

Además, el jefe de la Oficina del secretario de Relaciones Exteriores, Roberto de León Huerta; y el representante de la UNESCO en México, Andrés Morales, entre otras personalidades de organizaciones de la sociedad civil, de universidades e instituciones que trabajan en favor de la cultura de la paz. Ver fuente


UNAM, Cancillería y embajada de Noruega unen esfuerzos en favor de la cultura de paz
Luego de firmar como testigo de honor, junto con el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, la Carta de Intención para el impulso de la colaboración en materia de cultura de paz entre la UNAM, la Cancillería, el Centro Noruego para la Resolución de Conflictos (NOREF) y la Embajada de Noruega en México, el rector Leonardo Lomelí Vanegas destacó que el valor de ese acuerdo reside en su vocación de futuro y en su capacidad de mostrar que la academia, la diplomacia y la cooperación internacional pueden unirse para ofrecer soluciones a problemas que nos afectan a todas y todos.

Al respecto, la Universidad Nacional asume, con plena conciencia y certeza, que la educación pública y autónoma implica la formación de una ciudadanía crítica, empática y solidaria; no sólo puede limitarse a la transmisión del conocimiento, añadió.

Este esfuerzo, explicó el Rector de la UNAM, se sustenta en un principio fundamental: la paz es una construcción colectiva y dinámica. Si la violencia se aprende, también puede desaprenderse; si la confrontación se reproduce, también podemos crear entornos en los que prevalezcan la cooperación, el respeto y la tolerancia. En esta lógica, la educación pública debe convertirse en un punto de partida que contribuya a impulsar esa transformación política y cultural.

Recordó que vivimos en una etapa histórica caracterizada por tensiones y fracturas que recorren sociedades enteras. La polarización, alentada por discursos de odio y desinformación, se ha instalado en los espacios públicos, debilitando la confianza social y erosionando la vida democrática.

En su intervención, De la Fuente indicó que la promoción de la cultura de la paz constituye una prioridad del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, que ha favorecido el diálogo como instrumento esencial de la diplomacia.

“Son tiempos para seguir promoviendo la paz y cultivando el diálogo. Son tiempos de unidad para privilegiar la solución pacífica de las controversias y encontrar acuerdos ahí donde parece haber discrepancias y diferencias”, precisó.

En este sentido, agregó, la respuesta está en la diplomacia, no en las soluciones de fuerza. Y el instrumento por excelencia de la diplomacia es el diálogo para defender nuestros principios y nuestros valores, así como los intereses del país; para alcanzar acuerdos ahí donde más urgen y más se requieren, dijo.

Sobre la estrategia de Cultura de la Paz que impulsa la UNAM, destacó que refuerza de manera muy importante uno de los principios de la política exterior mexicana que tiene que ver con la solución pacífica de las controversias, el respeto a los derechos humanos y la política exterior feminista.

Consideró que el papel de la mujer en la construcción y mantenimiento de la paz, así como en la prevención de aquellos factores que la alteran, se vuelve cada vez más importante.

Por su parte, la embajadora de Noruega en México, Ragnhild Imerslund, sostuvo que nuestros países tienen una visión compartida cuando se trata de tender puentes y promover el diálogo. La Carta de Intención que hoy firmamos –que establece canales de cooperación académicos y diplomáticos especializados en materia de cultura de paz y mediación– es testamento de la consolidación de esta alianza.

El instrumento prevé la difusión de buenas prácticas sobre mediación de conflictos y propicia la organización de eventos conjuntos que integren diversos ejes como la aplicación de la igualdad sustantiva en los procesos de mediación y construcción de paz para asegurar la participación de expertas mujeres en todas las etapas de los procesos de pacificación.

México y Noruega comparten una amplia experiencia en procesos de mediación y solución pacífica de controversias.

En el marco de la Estrategia de Cultura de Paz UNAM: Un Semillero Universitario, la Carta de Intención consolida la participación de Noruega y el NOREF en las actividades académicas y comunitarias sobre cultura de paz que impulsa la máxima casa de estudios del país.

El rector Lomelí Vanegas anunció la Primera Semana Nacional de Cultura de Paz, a celebrarse del 10 al 12 de septiembre próximo. Las actividades colaborativas derivadas de la Carta de Intención darán inicio en el marco de esa semana.

La carta fue suscrita por Juan José Bremer, director general del Instituto Matías Romero de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Patricia Dávila, secretaria general de la UNAM; la embajadora Ragnhild Imerslund, y Christian Visnes, jefe del Programa Global del NOREF. Ver fuente


Primer taller para alumnos de bachillerato que inculca la erradicación de la violencia
El calendario señala: lunes 25 de agosto de 2025, mientras que el reloj marca las 10 de la mañana en punto. La Sala Albert Einstein del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Vallejo comienza a llenarse de estudiantes que, de dos en dos, toman asiento hasta ocupar 42 sillas.

Ante decenas de miradas jóvenes, la profesora Blanca Georgina Castellanos Hernández proyecta una presentación de PowerPoint y, con ello, da inicio un taller que busca despertar, entre el alumnado, ganas por crear un mundo más tolerante, empático e inclusivo.

Con sus cuadernos sobre las mesas y con plumas en mano listas para garabatear apuntes, las y los adolescentes escuchan a su maestra, quien no deja de desplazarse de un lado al otro del aula y que, de pronto, lanza una pregunta contundente: “¿Qué es para ustedes la cultura de paz?”.

Por unos instantes el silencio se adueña del lugar, hasta que segundos después, con algo de timidez, pero con voz decidida, un alumno responde: “Es algo que se basa en el respeto”.

Así, durante 120 minutos, aquel salón, más que un lugar de clase, se convirtió en un espacio de diálogo en el que una generación recién ingresada a la Universidad Nacional aprendió qué es el conflicto y cómo se relaciona con nuestras emociones y valores; se familiarizó con diversas estrategias para resolverlo pacíficamente, y se convenció de la necesidad de llevarlas a la práctica de forma tanto individual como grupal.

Ese creciente interés contrasta con la realidad global marcada por un declive de paz, pues, de acuerdo con el Global Peace Index Briefing 2025: “El número de conflictos es mayor que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial […]. Esto ha contribuido a que un récord de 78 países se vean involucrados en conflictos más allá de sus fronteras”.

Por medio de la enseñanza

Durante sus años adolescentes, Georgina Castellanos se acercó por primera vez a la docencia, experiencia la cual le generó el deseo de impactar en las personas a través de la educación; por ello estudió Pedagogía.

“Ser maestra es tener vocación y amor para transmitir conocimiento. Me interesa ayudar a mis alumnos y alumnas, motivarles y escucharles”, comparte la educadora, quien a fin de contar con mejores herramientas de apoyo (desde brindar atención clínica hasta estrategias más efectivas de aprendizaje) cursó una segunda carrera: Psicología.

Así, en 2008, comenzó a dar clases en el Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo y, desde el día uno, buscó que cada sesión se vinculara con la llamada cultura de paz. “Si desde nuestra trinchera aportamos, aunque sea, un pequeño granito para mejorar la comunicación, formar mediadores y no dejar que los problemas se disparen, poco a poco podremos lograr un cambio en la sociedad”.

Lo conseguido por la maestra Georgina en las aulas durante esos 17 años contribuyó en el diseño, en abril de 2025, de un taller de capacitación para 63 profesores del plantel, así como del curso Cultura de Paz en el CCH Vallejo, impartido a 3 mil 318 jóvenes de nuevo ingreso. Todas estas acciones fueron guiadas e impulsadas, de principio a fin, por la directora del colegio, Maricela González Delgado.

“Esto se da antes de iniciar el ciclo escolar para que el alumnado visualice que, aunque siempre hay la posibilidad de algún escenario adverso, también existe una forma de solucionarlo no por la violencia, sino a través del diálogo, la negociación y la mediación”, expone Georgina Castellanos.

La actividad se enmarca en la estrategia integral y permanente Cultura de Paz: un Semillero Universitario de la UNAM, con la que se ofrecieron talleres a 35 mil 638 estudiantes de nuevo ingreso al bachillerato de esta institución, por parte de más de 400 docentes.

Ponerlo en práctica

Aún es 25 de agosto en la Sala Albert Einstein, pero el reloj ahora marca las 10:14 de la mañana y Georgina busca que sus estudiantes reflexionen sobre los conflictos que pueden darse en cualquier ámbito, y sobre lo necesario que es entender sus causas y la forma de gestionarlos.

“¿Cómo transformar estos problemas en oportunidades para crecer y convivir en paz?”. Son apenas los primeros minutos del taller y las y los jóvenes aún se muestran reticentes a levantar la mano. Pese a ello, algunas voces se hacen escuchar mediante intervenciones breves.

Para ahondar en el tema, la docente reproduce un video llamado El sándwich de Mariana, en el que en un patio de escuela, una niña llamada Isabel le arrebata el almuerzo a Mariana. La protagonista, cansada del abuso, espera el final de clases para seguir a su agresora y espiarla, tan sólo para descubrir que ésta padece violencia intrafamiliar en casa. El clip acaba con Mariana, en el recreo, ofreciéndole un emparedado a Isabel.

Una vez terminada la proyección, la académica pide comentar lo ocurrido. Esta vez las respuestas no se hacen esperar. Una joven opina: “Hubo un ciclo, los conflictos se repetían”. Otro añade: “Mariana tuvo empatía”. Alguien al fondo de la sala apunta: “Yo vi temor y tristeza. La niña sentía frustración y sus papás y hermana estaban enojados siempre”. Y una participante más, agrega: “La que ejercía bullying tal vez lo hacía porque era la forma en que sabía relacionarse… Porque eso veía en su hogar”.

Georgina Castellanos explica que la resolución pacífica de conflictos es esencial para la convivencia en diferentes entornos. “Podemos clasificarlos en personales, escolares o sociales. Los primeros surgen de desacuerdos individuales o emocionales; los segundos, del entorno educativo y sus dinámicas, y los terceros, de tensiones estructurales o colectivas que afectan a comunidades enteras. Entre las estrategias de resolución más efectivas están la negociación, la mediación y el diálogo”.

Llegados a este punto, la clase está ya a la mitad. Para poner a prueba todo aquello de lo que se ha hablado, la profesora les pide formar parejas y, con base en el video, identificar aquello que propició el conflicto y proponer soluciones pacíficas al mismo. Después les indica que formen equipos para que, con sus propias palabras y a partir de sus reflexiones, elaboren un decálogo de cultura de paz para el CCH Vallejo.

Un decálogo por y para nosotros

Crear un decálogo propio no es algo de todos los días y la tarea llena la habitación de bullicio. De pronto, las paredes acaobadas de la Sala Albert Einstein se cubren con hojas tamaño rotafolio, pegadas al muro con cinta adhesiva, y alguien sugiere escribir: “Apoyo académico entre nosotros”.

Con plumones y lápices de colores, las y los adolescentes comienzan a darle vida a aquellos pliegos blancos. Debaten y opinan, y la timidez que primaba al iniciar la clase, de pronto desaparece.

Conforme concluye la dinámica, las y los jóvenes toman asiento. Una vez que el último termina, comienzan las exposiciones. De pie y frente al rotafolio que cada quien trabajó, cada cual explica sus sugerencias.

“Nuestra propuesta número uno es promover pláticas como la de este curso. La segunda: fomentar una sana comunicación entre nosotros y, en vez de hablarnos con faltas de respeto, hacerlo de manera asertiva”, comenta el primer equipo.

Un segundo grupo agrega: “En las áreas verdes podemos implementar actividades de convivencia”. Otro manifiesta: “Antes de empezar, definamos qué es la cultura de paz: un conjunto de comportamientos, aptitudes y valores que nos llevan a la resolución pacífica”.

Para terminar las presentaciones, algunas estudiantes subrayan: “Buscar la inclusión para fomentar el respeto e igualdad entre géneros y trabajar en la solidaridad y comprensión, son dos elementos fundamentales en la vida de las personas, pues no todas pensamos de la misma forma”.

El tiempo ha volado. La profesora constata en su reloj de pulsera que son las 12, hora de término del curso y, visiblemente contenta por el resultado de la sesión, recalca a sus alumnas y alumnos: “Ahora tienen un papel importante y crucial dentro de nuestra institución, el de promover la cultura de paz”.

“Si los conceptos vistos en el taller los replican en su cotidianidad pueden sumar a más gente y evitar la ocurrencia de situaciones violentas, y no me refiero sólo a cuestiones de golpes o guerras, sino a la convivencia diaria”, concluye la docente, quien tras un hondo respiro y con una sonrisa en los labios, observa al alumnado recoger sus pertenencias, cruzar la puerta y salir al sol del mediodía, mientras que ella se queda ahí, reflexiva, esperando a que la sala quede, por fin, vacía. Ver fuente


Cultura de paz, respuesta de la UNAM a violencias normalizadas y exclusiones persistentes
La voluntad colectiva de nuestra Universidad para responder a una realidad marcada por violencias normalizadas, exclusiones persistentes y la incertidumbre que atraviesan las juventudes de nuestro país, es lo que nos convoca a inaugurar la Primera Semana Nacional de Cultura de Paz, afirmó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Leonardo Lomelí Vanegas.

“Nos convoca la urgencia de escuchar, de abrir canales de comunicación y de transformar ese panorama para reafirmar la tolerancia, la solidaridad y el respeto como principios compartidos que orienten nuestra vida en común”, expresó en compañía de la Premio Nobel de la Paz 1992 e investigadora extraordinaria de la UNAM, Rigoberta Menchú Tum; así como del embajador designado de Noruega en México, Dag Nylander.

Así, la Universidad Nacional asume un compromiso activo y responsable, consciente de que la educación pública y autónoma debe ser un catalizador de diálogo, cooperación, pensamiento crítico e implementación de alternativas que fortalezcan la cohesión social, destacó el rector Lomelí.

Dicho encuentro refleja la voluntad colectiva de esta casa de estudios para responder a una realidad marcada por violencias normalizadas, exclusiones persistentes y la incertidumbre que atraviesan las juventudes de nuestra nación, añadió.

“La UNAM ha dado pasos firmes en este camino. Ha incorporado, recientemente, asignaturas de Cultura de Paz en bachillerato y licenciatura, y ha fortalecido la formación en mediación y resolución pacífica de conflictos. Este ciclo escolar, casi 36 mil estudiantes de nivel medio superior participaron en un taller introductorio, guiados por 400 académicas y académicos”, refirió.

De acuerdo con el Global Peace Index 2025, expuso, los niveles internacionales de paz atraviesan su punto más bajo desde que se tiene registro. Hoy en día hay 59 enfrentamientos activos entre Estados, el mayor número desde la Segunda Guerra Mundial, con más de 150 mil muertes relacionadas con enfrentamientos tan sólo en 2024. A ello se agrega que 110 millones de personas viven desplazadas y que el impacto económico asciende a casi 20 billones de dólares, equivalentes al 11.6 % del Producto Interno Bruto global.

La cultura de paz, agregó, no debe asumirse como un ideal abstracto, sino como una práctica diaria, una política educativa y un horizonte compartido para edificar un presente más justo y un futuro digno. “Nuestra determinación es impulsar una educación que otorgue las herramientas que nos permitan resolver diferencias y alcanzar consensos, promoviendo el respeto a los derechos humanos, la inclusión, la sustentabilidad y la erradicación de toda forma de violencia. El propósito central es construir una paz que esté presente en todos los espacios públicos y privados”.

Sembrar y cosechar

En el Auditorio Alfonso Caso, la Premio Nobel Rigoberta Menchú hizo un reconocimiento a la UNAM por su liderazgo para hacer de la cultura de paz una política institucional y educativa.

“Es un gran mensaje para toda la comunidad académica”, manifestó al tiempo que externó el compromiso de los asistentes para acompañar las iniciativas que impulse la Universidad Nacional, a fin de sembrar el diálogo y cosechar cultura de paz.

Ante los exrectores José Narro Robles y Francisco Barnés de Castro, subrayó que de cara a los escenarios de conflictos que se viven en el orbe, se tienen que proponer soluciones y una de ellas es la enseñanza, la cual es el legado, la huella más grande que se le puede dejar a las futuras generaciones.

En tanto, el embajador Dag Nylander precisó que la paz y la reconciliación son el corazón de la labor que desempeñan los diplomáticos noruegos en el mundo. Asimismo, puntualizó que a su nación y a México las unen muchas cosas, entre ellas las que garantizan la cultura de paz: “La creencia en que el diálogo es el mejor camino para hacer frente a los retos globales y el apoyo irrestricto al multilateralismo y al derecho global. En otras palabras, citando a uno de los grandes personajes de la historia mexicana, se trata de la convicción de que entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Previamente la directora del Programa Universitario sobre Cultura de Paz y Erradicación de las Violencias, Leticia Cano Soriano, aseveró que en el orbe se viven desigualdades, violencias sociales y pobrezas, y la capacidad de resistencia no basta para hacer frente a las injusticias y la desprotección de la vida y la dignidad humana.

Esas realidades sociales, dijo, exigen soluciones y es inevitable cuestionarse si este es el planeta que queremos heredar a las presentes generaciones y a las venideras.

“La respuesta es no. Por tanto, es fundamental construir, impulsar y promover espacios de participación colectiva como al que hoy nos convoca la Universidad de la nación, representa una oportunidad inmejorable que significa mucho para quienes creemos que un mundo mejor es posible, por supuesto que sí”, apuntó.

De igual forma, el coordinador de Proyectos Especiales de la Rectoría de la UNAM, Néstor Martínez Cristo, detalló que la cultura de paz fomenta ambientes de justicia y dignidad, en apego a los principios de respeto a los derechos humanos, la no violencia, la tolerancia, la diversidad, la cooperación, la solidaridad y, desde luego, la educación para la paz es una semilla que, bien cuidada, habrá de germinar en nuestro país.

En la inauguración estuvieron la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Rosa Beltrán Álvarez; así como los presidentes de la Junta de Gobierno y la Junta de Patronos, Renato González Mello y Mario Luis Fuentes Alcalá, respectivamente, entre otras autoridades.

Habrá tres conferencias magistrales y ocho paneles, en los que participarán, entre otros, dos premios Nobel de la Paz; y a manera de acompañamiento a la Semana Nacional de Cultura de Paz habrá decenas de actividades culturales, recreativas y deportivas.

El ámbito digital

En la conferencia magistral de apertura, Olimpia Coral Melo Cruz, defensora de espacios digitales libres de violencia para mujeres y niñas, sostuvo que hay un colonialismo digital, incluso un monopolio algorítmico sustentado en anglicismos y alfabetismos técnicos que además abonan a la brecha digital.

Presentada por el coordinador de Humanidades de la UNAM, Miguel Armando López Leyva, la activista e impulsora de la legislación pionera contra la violencia digital que lleva su nombre reiteró que el algoritmo tiene un sesgo patriarcal porque reproduce desigualdad estructural entre hombres y mujeres.

Reconoció la iniciativa de la Universidad de la nación a favor de la paz y refrendó su lucha por una vida libre de violencia digital. De acuerdo con cifras del Frente Nacional para la Sororidad en México, enfatizó, el 95.3 % de las víctimas son mujeres y el 80.4 % de quienes agreden son varones.
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